13.7.12

La infidelidad masculina (cuarta parte)

Socioeconómicas:  las características actuales del mundo laboral

Una característica típica del varón es su inserción en el mundo laboral, esto es, trabaja en alguna ocupación, actividad, organización o profesión.   En las ultimas décadas, el sitio que el trabajo ocupa en la vida de la gente ha ido en franco aumento, tanto en intensidad de concentración de energías como en volumen de tiempo invertido.

Los hombres pasan cada vez mas tiempo fuera de casa, trabajando en la oficina, fabrica o puesto de trabajo.   Generalmente, llegan tarde a casa, luego de estar todo el día ocupados.


En sus actividades laborales cotidianas entran en contacto con mujeres que comparten iguales tareas; ya sean asistentes, secretarias, ejecutivas o jefas, las mujeres comparten cada vez mas tiempo laboral con los hombres.  Y es sabido que la actividad laboral plantea naturalmente tensiones, frustraciones, estrés, desgaste mental y demás aspectos emotivos.


Gradualmente, en este ambiente desgastante, los hombres y las mujeres que trabajan juntos se van acercando, compartiendo dichas tensiones, apoyándose mutuamente, intimidando y ... cuando menos se lo esperaban, ya acabaron en la cama, incluso a muchos de nosotros nos ha pasado, sin haberlo pensado... sin proponérnoslo.

En base a lo publicado en numerosos artículos, revista, publicaciones se puede afirmar que en los ultimos años ha aumentado drásticamente el numero de relaciones entre hombres y mujeres en los lugares de trabajo.

En resumen, respecto a las causas de la infidelidad masculina, pienso que existen por lo menos tres razones de distinta índole que llevan a los cazadores a ser infieles:  la herencia genética, la estructura psicológica de orientación sexual múltiple, sumada a un deseo de protegerse del acostumbramiento que produce modorra y hastió y las particulares características del mundo laboral que los llevan a compartir muchas horas y experiencias de todo tipo con otras mujeres.

No deseo concluir este párrafo sin antes considerar las probables objeciones y criticas que estos argumentos pueden despertar.   Algunas personas dirán que justamente la naturaleza civilizada de los actuales cazadores, aunada a la racionalidad moral y los ideales religiosos deberían ser suficientes para contener este potencial genético o que quien piensa solo en su satisfacción cometiendo adulterio, siguiendo sus impulsos y para evitar el aburrimiento o modorra es un neurótico egoísta, o que el hecho de trabajar conjuntamente hombres y mujeres no les da derecho a terminar en la cama etc.


Con toda seguridad, hay hombres que nunca han cometido adulterio o nunca han sido infieles a sus parejas o novias.   Aunque esto no quiere decir que en el fondo no lo deseen intensamente, ni que no sientan atracción por otras mujeres.  Negarlo implicaría caer en un cuento de hadas.   Como siempre digo todos son fieles hasta que no se les presente la oportunidad de no serlo y no la rechacen.

Un gran porcentaje alto de hombres en algún momento de su vida sexual activa fueron infieles a sus parejas superan con creces a los que se abstuvieron de dar rienda suelta a sus impulsos.

No me interesa probar que tales actitudes son moralmente correctas o incorrectas.  No soy inquisidor, sino un cazador más enamorado de la vida.


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