Ser infiel ocasionalmente no es lo mismo que tener un amante. Lo primero es una
canita al aire, un escarceo amoroso (más bien sexual), que se produce con una
persona determinada en un momento determinado. Lo segundo es una relación
secreta, en la que además de sexo también juegan los sentimientos. Diferenciar
entre ambos casos es crucial, sobre todo a la hora de ocultar estos encuentros a la pareja en cuestión. Ojo, no decimos
que esté bien ni abogamos por ello (y tampoco pensamos lo contrario) pero tanto
si eres de los que pone los cuernos como si no, es importante que leas lo que
tenemos que contarte.
Una infidelidad de
una noche (de dos, de tres...) con personas diferentes, es muy fácil de
ocultar a tu media naranja. Solo has de ducharte, vigilar que no te haya visto
nadie y, si fuera necesario, tener una coartada con alguien. Imagina que te vas
a una cena y ahí conoces a una persona interesante, sexualmente al menos. Y una
cosa lleva a la otra, risitas, que si qué divertida, que si qué guapa, que si
otra copa de vino, que si un bailecito... y cuando te quieres dar cuenta, estás
entre las piernas de ese ser que acabas de conocer, y te has olvidado por
completo que llevas un anillo en la
mano. Bueno, en ese caso, si no deseas confesar la infidelidad, no tienes más
que decir a tu novio o novia que "la
noche fue bien, un poco aburrida, tomamos algunas copas, cariño, ya
sabes, lo típico, me fui a dormir pronto al hotel porque, ya sabes, con gente
tan sosa no había mucho que hacer, me puse con el celular hasta las tantas y me
desvelé, y claro, por eso tengo esta cara de cansado...", etc. No hay
peligro. Un único consejo: no des
muchos detalles de tu noche ni seas demasiado ambiguo, porque te
acabarán agarrando, sobre todo si la cornuda es una mujer (ojo: son mas intuitivas y captan mejor el lenguaje
no verbal).
Es mucho más fácil esconder escarceos de una noche que una
relación extramatrimonial duradera. Debes hacerlo bien si quieres que no te agarren
con las manos en la masa.
Ahora bien, si se trata de un amante la cosa se complica a
la par que se hace más interesante. Un amante no es un encuentro ocasional en
un baño de discoteca o en una deprimente habitación de hotel. Un amante es una persona por la que se siente algo
(amor, empatía, cariño, cercanía, comprensión) y con la que se mantienen
relaciones sexuales (normalmente más placenteras que con la pareja formal) de
forma periódica. Puede ser una vez a la semana, una vez al mes... pero no todos
los días. Estos encuentros, además, suelen producirse entre semana.
Una vez diferenciado el escarceo ocasional con una relación
extramarital, pasemos al punto que nos ocupa: cómo tener un amante sin que la
pareja se dé cuenta. Si tienes uno, te estás planteando la idea o sospechas que
tu amorcín te la pega, muy atento a los trucos supereficaces para que no te cachen.
1) Ser
sincero con el amante
Si a alguien tienes que ocultarle cosas es a tu pareja. Lo
mejor es que tu amante sepa que
mantienes una relación sentimental normal (por normal entendemos formal,
convencional) con otra persona. De lo contrario, se podría complicar todo aún
más. ¿Por qué? Tu affaire podría enamorarse de ti e intentar iniciar un noviazgo,
hacer planes, llamarte cuando estés con tu novio o novia...
Lo ideal es que sepa cuáles son las reglas del juego, y si
quiere aceptarlas, se quede; y si no, adiós. "Tengo mujer, dos hijos, pero
me gustas. Quiero seguir viéndote, me aportas mucho y me lo paso muy bien
contigo. El sexo es genial. Pero tienes
que saber que no voy a dejar a mi familia. Y es algo que debes respetar
si quieres que sigamos con esto". Más o menos sería así.
La otra persona es libre de aceptar las condiciones o no. Todo será mucho más fácil así, tanto
si decide seguir quedando contigo como si no. Sabrá que tienes una vida con
alguien y que no quieres perderla, pero tampoco a tu amante. Es complicado,
pero es algo que sucede.
Si ambos estáis de acuerdo en las condiciones, y sabéis cuál
es vuestro lugar en la vida del otro, tu pareja nunca tendrá por qué enterarse.
2)
Buscarse un amante con pareja
Lo perfecto es que
tu amante tenga pareja formal, como tú. Así los dos tendréis algo
valioso que perder si el affaire sale a la luz. La relación está más clara
cuando ambos juegan bajo las mismas reglas. Además, asi se comprenden
mutuamente. Si nunca has tenido un amante, puede que no lo sepas, pero es
bastante duro mantener dos relaciones a la vez, querer a dos personas. Una te
aporta una cosa, y la otra te proporciona otras. Ambas son compatibles, pero
sabes que no puedes elegir una sola. Por eso mantienes ambas a la vez. Hasta
que la bomba estalle, de una forma u otra: esa relacion extramarital no va a
durar siempre. De hecho, lo mejor es que no se alargue demasiado en el tiempo o
acabarás como Picasso: dejando a tu pareja por tu amante, para luego volver a
dejar a tu pareja-examante por una nueva amante, y así. El que es infiel, lo es
siempre, no lo olvides nunca.
Si a alguien tienes que ocultarle cosas es a tu pareja. Lo
mejor es que tu amante sepa que mantienes una relación formal con otra persona
3) Que
pertenezcan a mundos distintos
Tu amante y tu pareja no deben conocerse. Lo haría todo
mucho más turbio. Al final, tu amante se convertirá en tu amigo, tu confesor,
tu apoyo, así que es inevitable que acabes hablándole de tu marido o mujer,
pero lo recomendable es que no des demasiados datos. No porque el otro vaya a
volverse loco y a contárselo, pero cuanto más seáis sólo dos, mucho mejor para
vuestra relación y la que mantenéis con otras personas. Vamos, parafraseando a
Maluma, para que seáis felices los
cuatro.
Si no se conocen, además, evitaréis situaciones incómodas.
4) Cuidado
con las mascotas
Si no quieres que te atrapen, ten mucho cuidado si los
encuentros se producen en casa de tu amante. ¿Por qué? Es más que probable que
en su hogar haya cabellos suyos (por mucho que limpie) y que las almohadas, el
sofá o el aroma del apartamento en
general huelan a él o a ella. Por ello, revísate siempre antes de salir.
Y si el susodicho tiene mascotas, como gatos o perros, tienes que estar más
alerta aún. Un amigo nos contó hace poco que su ahora exmujer le pilló porque
un día llegó a casa con la camiseta negra cubierta de pelos de gato. Y claro,
la excusa de "cariño es que el del bar ha adoptado a un minino" no
sonó muy creíble.
Lo más probable es que tu affaire tenga algún utensilio para
retirar los pelos de las mascotas. Pásatelo antes de salir si no te cambias de
ropa. O hazte con uno y pásalo por las prendas cuando llegues a tu casa.
También sirve un trapo húmedo. Y no cometas el error de principiante de pensar
que con meterlo a la lavadora se irán los pelos, porque no es así: se quedarán
impregnados en la ropa aunque la laves.
5)
Ducharse bien, pero no con jabones ajenos
Si te vas a duchar en casa de tu amante ten cuidado con los
productos que usas. Sobre todo si eres hombre y estás engañando a una mujer.
Ellas, con los olores de los cosméticos,
son más perspicaces que ellos. Si utilizas un gel que no es el de casa, o un
champú diferente, lo olerá y tendrás que dar más de una explicación. No
obstante, una buena excusa es decir que es el del gimnasio.
6) Las
quedadas, solo entresemana
Lo mejor es que durante los fines de semana no quedes con tu amante, pues tendrás que dar
demasiadas explicaciones y corres el riesgo de que te atrapen. Convivas o no
con tu pareja, los viernes, sábados y domingos es mejor pasarlos con esta o
dedicarlo a los amigos. En estos días, la gente sale de su zona de confort, y
puede que en "vuestro bar secreto" te encuentres a la mejor amiga de
tu mujer, que ha quedado con unos conocidos que viven por la zona.
A diario, todo el mundo suele tener la misma rutina, por lo
que si tu pareja todos los martes, por ejemplo, tiene spinning, el martes que
has quedado con tu amante, también tendrá spinning. Siempre se trata de reducir
los riesgos.
Ten mucho cuidado si los encuentros se producen en casa de
tu amante. Es más que probable que en su hogar haya pelos suyos o de sus
mascotas.
7) No ser
regular en los encuentros
Quedar entre semana, sí, pero no siempre los mismos días. Si
te ves con tu amante todos los jueves, por ejemplo, acabarían atrapandote
seguro. Conocemos un caso real. Ella tenía todos los martes una "salida de chicas", y la mayoría
de esas noches se quedaba a dormir en casa de una compañera. Al final él
comenzó a dudar y un día la siguió. Sorpresa: estaba con su amante. Lo suyo es
que no tengas rutinas.
Y hasta la proxima cazadores